Sergio Sastre Sanz | ENT medio ambiente y gestión

Recientemente se han publicado las cuentas del Ministerio para la Transición Ecológica (MITECO) para 2016 sobre gestión de residuos municipales, donde se recopilan los datos de recogida, tratamiento y disposición de residuos en vertederos e incineradoras. Estas cuentas son importantes ya que a partir de ellas se calcula el porcentaje de reciclaje a efectos de la Directiva Marco de Residuos a nivel estatal.

A pesar de la relevancia de estas cuentas, cuando se las mira en detalle, sorprenden algunos aspectos relacionados con la calidad de los datos:

  • Balances de masa de instalaciones donde se registran salidas mayores que las entradas (ocurre hasta en 20 instalaciones)

  • Comunidades con resultados poco verosímiles, como el caso de la recuperación de “otros materiales” en plantas de envases ligeros de Cataluña.

  • Datos de pérdidas con grandes diferencias entre Comunidades Autónomas.

  • Los bioestabilizados resultantes del tratamiento de la fracción resto pueden ser contabilizados como reciclados, cuando estos materiales se destinan a determinados usos. En este sentido sorprenden las grandes diferencias entre los bioestabilizados que se han logrado utilizar para estos usos y por tanto contar como reciclados en Comunidades como la Comunidad Valenciana donde se anotan 203.082 toneladas en plantas de triaje y compostaje (un 13,6% de las entradas a estas plantas en la Comunidad), mientras que Cataluña se destina prácticamente todo el bioestabilizado a vertedero. Cabe preguntarse qué métodos de comprobación se utilizan para acreditar los usos de esas toneladas de bioestabilizados en fines que puedan ser contados como reciclado. O al menos, especificar qué parte de los bioestabilizados se han destinado a vertedero de forma explícita.

  • Teniendo en cuenta que la suma de las pérdidas y el bioestabilizado en instalaciones de tratamiento de fracción resto suma más del 50% de lo que se cuenta cómo reciclado en Andalucía, Cantabria, Castilla La Mancha, Castilla León, Extremadura, La Rioja, Murcia y la Comunidad Valenciana, las dos cuestiones anteriores requerirían una reflexión y una explicación de los criterios de calidad que se utilizan para validar estos datos.

Además no se hacen explícitas las decisiones metodológicas sobre cómo se ha procedido para calcular las tablas de resultados agregados (realizado por el MITECO) a partir de los datos desagregados de base (entregados por las CCAA). Algunas de estas cuestiones se aprecian en:

  • Decisiones sobre cómo abordar las plantas que reciben flujos de lodos de EDAR.

  • Comunidades como Madrid, donde las transferencias entre plantas no son capturadas en las tablas y hay que hacer un tratamiento específico de los datos.

  • Otras inconsistencias varias, como que el total de la fracción resto registrada en los datos agregados no cuadra con la suma de las entradas a tratamiento de fracción resto, o que el total de toneladas vertidas que se expone en los datos agregados no cuadra con la suma de las entradas de rechazos de fracción resto de las tablas de entrada a vertedero.

A todo esto hay que añadir que de las 21.541.841 t contabilizadas como generadas, el INE se encarga de la compilación de los datos de recogidas selectivas específicas por una cantidad de 1.133.888 t. En agregado, de las toneladas contabilizadas por el INE se cuentan como recicladas 1.037.305 t sin especificar si se trata de materiales recuperados y pérdidas o sólo materiales recuperados. Esta cifra supone un 91,4% de las toneladas contabilizadas por el INE y un 14,2% del total de las toneladas recicladas en España. Sobre estos datos no se ofrece ninguna mención adicional en cuanto a metodología de cálculo, a pesar del importante peso que tiene sobre los datos totales de reciclaje de residuos municipales y a pesar de que ninguna otra fracción tiene datos de reciclaje específico tan altos, al margen del papel y el vidrio que se asume del 100%, ya que los materiales recogidos son directamente entregados a recuperadores (1).

En total, el MITECO se anota un 18,3% de materiales recuperados y un 15,6% de materiales compostados sobre la generación, que juntos suman un 33,9% de reciclaje total para España en 2016, con una distribución por CCAA como se expone en la figura 1. La figura 2 presenta un diagrama Sankey de los flujos presentados en las cuentas.

Estos son los datos que se envían a la Comisión Europea para realizar el seguimiento hacia el 50% exigido por la Directiva Marco en 2020 y que España no va a alcanzar, a pesar del despliegue de recomendaciones alertas tempranas que la Comisión ha enviado a España en los últimos años.

Figura 1: Porcentaje de reciclaje de España y las Comunidades Autónomas, 2016.

Fuente: Ministerio para la Transición Ecológica: https://goo.gl/mmeSZ3

Figura 2: diagrama Sankey de los flujos de residuos municipales en España, 2016.

Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Ministerio para la Transición Ecológica: https://goo.gl/mmeSZ3

Con este panorama, cabe plantearse qué tiene que cambiar, ya no para alcanzar el objetivo, si no para, como mínimo, hacer un seguimiento con datos sólidos. En este sentido, los actores implicados son tres. Las Comunidades Autónomas, que proveen los datos de sus plantas y que sirven como datos de base. Por otro lado, el propio Ministerio que da por buenas cifras que en el contexto de una producción estadística oficial plantean dudas metodológicas y requieren de elaboración posterior que tampoco se hace explícita. Por último, las instancias europeas, son responsables de haber establecido unas reglas que permiten elegir entre cuatro métodos de cálculo del reciclaje, dificultando la comparabilidad de los resultados entre Estados miembros.

En este sentido, en los próximos meses se publicarán las reglas que regirán el cálculo de la preparación para la reutilización y el reciclaje entre 2020 y 2035 (2). Estas reglas son la clave para contar con un marco común y coherente que produzca cifras comparables entre Estados miembros.

Visto el contexto, cabe interpelar a las instituciones europeas y españolas: diseñar sistemas de información ambiental consistentes y creíbles es fundamental para monitorizar los progresos y la consecución de los objetivos. Cuando las cuentas no cuentan, se puede contar cualquier cosa.

1 Esto también sería digno de reflexión, ya que a pesar de que los impropios de estas fracciones pueden representar un bajo porcentaje de los materiales entregados a recuperador, son relevantes en términos absolutos.

2 Desde ENT ya hemos analizado algunas de las claves que deberían tenerse en cuenta para el diseño de estas cuentas: https://goo.gl/kSSVBT