Antoni Llabrès | ENT medio ambiente y gestión

Los residuos municipales son residuos no peligrosos generados en los domicilios, comercios e industrias. Estos residuos incluyen los residuos generados en los hogares por la actividad doméstica, pero también los residuos generados en los comercios al por menor y mayor por la actividad propia del comercio, así como los residuos asimilables a domiciliarios en las industrias.
Si se quiere avanzar hacia modelos fiscales justos, donde la distribución de costes entre los usuarios de los servicios de gestión de residuos sea equitativa, es importante que se conozca en qué proporción e intensidad se usan los servicios por parte de los diferentes colectivos.

En los municipios el coste de gestionar los residuos es trasladado a los usuarios mediante tasas o precios públicos, o bien directamente asumido desde la caja general de los ayuntamientos. Si bien las tasas y precios públicos son instrumentos fiscales adecuados, en bastantes municipios las aportaciones de los comercios mediante estos instrumentos todavía no soportan la totalidad de los costes de recogida y tratamiento que generan.

Si bien puede haber argumentos de tipo social para posibles beneficios fiscales en la tasa de gestión de residuos de los domicilios (p.e. familias numerosas, hogares con baja renta o en situación de exclusión social), estos argumentos no son defendibles en el caso de los comercios e industrias, que son actividades económicas con ánimo de lucro que, por tanto, deben pagar el coste de los servicios públicos recibidos. Por ello, es importante identificar qué coste supone la gestión de sus residuos y evitar que se terminen repercutiendo sobre los ciudadanos y ciudadanas.

La diferenciación de la generación de residuos entre domicilios y comercios puede ser un buen indicador para diferenciar los costes de un colectivo y otro, pero estos datos no son fáciles de calcular y la variedad del tejido comercial entre municipios es elevada y, por tanto, imposibilita hacer generalizaciones. Por ejemplo, el Área Metropolitana de Barcelona estima que el porcentaje de generación de residuos municipales de origen comercial en sus municipios varía entre el 12% y el 47%.

En esta línea, desde hace años algunos municipios han empezado a implementar recogidas selectivas diferenciadas para comercios, de manera que sea más fácil capturar los residuos de origen comercial e industrial, así como diferenciar los costes asociados a este servicio, que debería ser íntegramente soportado por los comercios usuarios. A la vez, esto facilita que se puedan individualizar mejor las tasas a cada uno de ellos.

Aunque es importante diferenciar la generación total entre comercios y domicilios por lo anteriormente comentado, también es importante diferenciar la generación entre tipologías de comercios. La fracción de residuos generados y las cantidades varían mucho de unos a otros. Por ejemplo, hoteles y restaurantes son muy intensivos en la generación de fracción orgánica y, en cambio, oficinas y comercios mixtos pueden ser muy intensivos en la generación de papel y cartón. Los costes de recoger y sobre todo tratar una u otra fracción son generalmente muy diferentes y, por tanto, diferenciar las rutas de recogida comercial para cada una de las fracciones (ya sea con recogida puerta a puerta o con contenedores) permite ajustar la tasa a la realidad de los costes de gestionar los residuos generados en cada tipología de comercio.

La creación de estas rutas de recogida comercial diferenciada, así como un buen conocimiento del tejido comercial del municipio y las fracciones generadas por cada tipología de comercio, es clave para poder avanzar hacia modelos fiscales más justos.

Estas recogidas comerciales pueden ser gestionadas por el Ayuntamiento, directamente o mediante concesión, o bien ser directamente contratadas por los comercios a gestores de residuos. En este caso, en el que el Ayuntamiento no puede controlar directamente las cantidades recogidas, se recomienda que se creen ordenanzas fiscales donde se especifique que la exención de la tasa para los comercios que participan en las recogidas privadas solo será aplicable si justifican la gestión mediante un certificado donde se indiquen las fracciones, cantidades gestionadas y lugar de destino por parte de la empresa contratada. Este procedimiento servirá de herramienta de control, pero también permitirá conocer la magnitud de la generación de residuos comerciales en el municipio.
Esta individualización de la generación de residuos comerciales facilita el uso de herramientas incentivadoras de la recogida selectiva, aliviando los consiguientes impactos ambientales y sociales de su generación.

Por ello, si se quiere avanzar hacia modelos fiscales justos social y ambientalmente, es decir, hacia la adopción de pago por generación, se tendrá que individualizar la recogida de residuos comerciales, lo que normalmente pasará por la creación de rutas diferenciadas de recogida de estos residuos. La creación de estas rutas es especialmente relevante en las ciudades grandes y densas, donde la implementación de servicios de recogida puerta a puerta es complicada para los domicilios, pero, en cambio, puede ser mucho más sencilla para los comercios.