Mar Riera Spiegelhalder | Fundació ENT

 

Con episodios climáticos cada vez más frecuentes y devastadores (inundaciones, temporales, sequías, incendios forestales, etc.) y cumpliéndose las predicciones de los peores escenarios climáticos (RCP8.5[1]), el debate sobre la necesidad de adaptación de los asentamientos urbanos resulta ya superado. La atención, por tanto, se centra en cómo integrar las políticas de adaptación para que nuestras ciudades sean resistentes al clima. Las Soluciones Basadas en la Naturaleza, también conocidas cómo infraestructura verde, han ido ganando importancia en la última década por, entre otros, los beneficios adicionales (por ejemplo, regulación, recreación, salud, provisión de alimentos) que ofrecen, y su sostenibilidad a largo plazo. El primer paso para que estas medidas se apliquen de manera eficaz es que se reconozcan en los planes y políticas de adaptación climáticas. La elaboración de políticas locales de adaptación y los enfoques desde abajo han ido progresando en los distintos países. El nivel local resulta ser muy adecuado para tomar estas decisiones, ya que los ciudadanos pueden participar en la creación de estrategias de adaptación específicas.

Cada contexto local es diferente y tiene sus propias especificidades. Los responsables políticos deben comprender cuáles son las mejores acciones para hacer frente a la emergencia climática. Para tomar decisiones bien fundamentadas, los responsables políticos y de toma de decisiones deben basarse en proyecciones climáticas y evaluaciones socioeconómicas, pero también en la aceptación ciudadana de las intervenciones previstas. En este sentido, la participación ciudadana en el proceso de toma de decisiones es fundamental.

El Laboratorio Vivo es un proceso iterativo de retroalimentación, basado en enfoque participativo para co-definir el problema, co-crear o co-diseñar la solución y co-implementarla para su replicabilidad. En los últimos años han emergido este tipo de experiencias exitosas por distintos países europeos, liderados por organismos públicos, organizaciones sociales y otro tipo de colectivos. Este marco garantiza una mayor confianza de las partes interesadas y los ciudadanos en las soluciones propuestas mediante una participación sistemática y eficaz[2]. Basado en el modelo de la cuádruple hélice, el Laboratorio Vivo garantiza una participación representativa de los distintos actores de los grupos gobierno, academia, industria y ciudadanía. Si queremos construir comunidades resistentes al clima y sostenibles, debemos basarnos en una participación efectiva de la comunidad y en la colaboración interdisciplinar para abordar los retos climáticos y garantizar el bienestar de la población.

Las estrategias de mitigación y adaptación basadas en las Soluciones Basadas en la Naturaleza para la reducción del riesgo de catástrofes climáticas están cobrando importancia. La adopción de enfoques desde abajo fomenta y estimula el debate entre las partes interesadas para aumentar la concienciación y conocer sus percepciones y grado de aceptación, con la consiguiente relevancia política. La combinación de los conocimientos científicos con los locales facilita el proceso de aplicación de las Soluciones Basadas en la Naturaleza, la comprensión de su funcionamiento y la superación de algunos de los obstáculos más reconocidos de este tipo de medidas (por ejemplo, falta de conocimiento, decisiones inspiradas en relaciones de poder)[3]. El establecimiento de estructuras de Laboratorio Vivo permite la cooperación de diversas partes interesadas y de la comunidad científica para encontrar la solución óptima para abordar las especificidades del contexto local. Esta forma de cooperación amplía el alcance y el impacto de las acciones que deben emprender los responsables políticos y permite su replicabilidad.

En un momento en que la comunidad científica internacional reclama medidas inmediatas para reducir las emisiones de carbono y avanzar hacia una transición económica que dé prioridad a las personas en lugar de a las necesidades del mercado, los contextos locales y sus comunidades ocupan un lugar central para empujar a los responsables políticos a actuar de inmediato ante esta emergencia climática. Los Laboratorios Vivos ofrecen la oportunidad de aumentar la cooperación, el intercambio de conocimientos y la relevancia de las soluciones propuestas para influir eficazmente en las decisiones que se tomen a nivel político.

 

[1] https://www.ipcc.ch/report/ar5/wg1

[2] Iturriza, M., Undabeitia, A., Quadros, L., Wissink-Nercua, C., Vaneli, F., Lionggo, I., Kammerer, L., Vervoort, K., de los Rios White, M., Ensenado, E. (2022) General frontrunner CCLL operational plan. Deliverable 2.1. SCORE project.

[3] Wijsman, K., D. S. N. Auyeung, P. Brashear, B. F. Branco, K. Graziano, P. M. Groffman, H. Cheng, and D. Corbett. (2021) Operationalizing resilience: co-creating a framework to monitor hard, natural, and nature-based shoreline features in New York State. Ecology and Society 26(3):10. https://doi.org/10.5751/ES-12182-260310