Esta semana el Instituto de Estudios Fiscales ha publicado el informe del proyecto «Fiscalidad del Vehículo Eléctrico en España». El proyecto, realizado por el investigador de la Fundació ENT Sergio Sastre, finalizó el año pasado.
El vehículo eléctrico está llamado a introducirse de manera significativa en el parque de automóviles en los próximos años. Este cambio probablemente ahorrará grandes cantidades de combustibles fósiles en el transporte, que a su vez tendrá una influencia directa sobre la demanda de electricidad y los ingresos procedentes de diferentes impuestos. El informe analiza las consecuencias de estos cambios, así como las herramientas legales y fiscales disponibles para las autoridades públicas para evitar efectos no deseados.
Dada la importancia del sector transporte en cuanto a su contribución en el consumo de combustibles fósiles como en la emisión de gases de efecto invernadero, el Plan de Ahorro y Diversificación Energética del Ministerio de Industria, Energía y Turismo, ha situado la introducción de este tipo de vehículo entre las acciones más relevantes. Así, se prevé que en 2020 un 10% del parque automovilístico esté formado por estos vehículos, que sumarían dos millones y medio de unidades según la estimación del Ministerio. El informe aborda las consecuencias fiscales de la introducción de un número significativo de vehículos eléctricos, en términos de los ingresos procedentes de los diferentes impuestos, en el marco de la tributación a nivel nacional, regional y local.
El proyecto otorgado por el Instituto de Estudios Fiscales al investigador Sergio Sastre de la Fundació ENT, analiza las herramientas legales para regular la fiscalidad del vehículo eléctrico en el estado. Estas herramientas son clave a corto plazo, ya que es previsible que se dé una cierta sustitución del consumo de combustibles hacia la electricidad que tendrá efectos sobre el Impuesto Especial sobre Hidrocarburos, así como sobre el Impuesto sobre la Electricidad. Dado el actual marco fiscal en España, la introducción de una gran cantidad de vehículos eléctricos implicará un cambio en las fuentes de ingresos fiscales procedentes de los combustibles fósiles (es decir, gasolina y diesel) hacia los impuestos sobre la electricidad. Por otra parte, otros impuestos (por ejemplo, los de matriculación, peajes) podrían estar también afectados por estas políticas. Sea como sea, en el marco actual, una introducción del vehículo eléctrico en los porcentajes que pronostica el Ministerio, supondría un descenso global de la recaudación fiscal ligada al transporte privado.
El informe estudia los escenarios de recaudación por estos impuestos así como los efectos sobre el mix eléctrico y el encaje fiscal de las futuras «electrolineras» para elaborar propuestas de mejora a nivel legal y tributario que puedan evitar posibles efectos no deseados.