Juanjo Iraegui | Fundació ENT

Recientemente ha sido publicado el libro “Pactos verdes en tiempos de pandemias. El futuro se disputa ahora”, escrito por Alfons Pérez del Observatori del Deute en la Globalització[1], con el objetivo de hacer un análisis del Pacto Verde Europeo (PVE) promovido por la Unión Europea y que se aplicará los próximos años.

Os recomendamos la lectura del libro porque encontrareis un análisis conciso, detallado y documentado sobre una serie de aspectos: el contexto de pactos verdes promovidos por diversos organismos y organizaciones internacionales; las primeras acciones en el marco de la pandemia de la Covid-19; las limitaciones biofísicas del PEV, y los aspectos más relevantes con sus implicaciones medioambientales y sociales. La condensación de datos y conceptos estimula la reflexión sobre los aspectos clave del futuro que nos espera. Dada la movilización de recursos en los próximos años, queda claro que este futuro vendrá condicionado por las bases que se forjarán en el marco del pacto.

El PEV es un gran despliegue de reformas y de impulso de la economía para conseguir que el 2050 la UE sea climáticamente neutra. La estrategia radica en una modernización de la economía a través de la tecnología verde y digital incorporada en diversos sectores económicos, como la energía, el transporte y la agricultura, entre otros.

Uno de los aspectos clave del PEV es conseguir el desacoplamiento de la economía y las emisiones de gases con efecto invernadero (GEI). De hecho, el precedente conseguido hasta ahora avala la ambición del plan. Entre el período comprendido entre 1990 y 2017, las emisiones de GEI de la UE bajaron un 22% mientras que la economía creció un 58%. Aun así, con toda seguridad la magnitud del desacoplamiento no sería la misma si se tuvieran en cuenta los impactos de los procesos industriales externalizados del territorio de la UE. Y como todos sabemos, la crisis ambiental que nos ocupa se produce a escala planetaria y no en un territorio concreto, de manera que nos haríamos trampas si conseguimos objetivos territoriales, cuando el mismo modelo adoptado a escala global no permite, ni de cerca, conseguir los objetivos globales.

En este sentido, un dato sobre el que pivota una reflexión importante que nos aporta el libro es que si se quiere conseguir el objetivo de los acuerdos de París de aumentar tan solo un 1,5ºC la temperatura mediana, y si tomamos en consideración que el modelo económico actual exige unos crecimientos anuales alrededor del 3%, se tendrían que reducir las emisiones sobre un 10% anual. Es evidente que el incumplimiento de estas reducciones cuestiona la viabilidad del modelo económico como marco viable para la solución del problema.

En otra arista de la problemática es que en todos los períodos expansivos el acceso a las materias primas puede conllevar verdaderos cuellos de botella que pueden condicionar el crecimiento previsto, o bien, puede llevar a conflictos geopolíticos, generando todo ello importantes externalidades económicas, sociales y ambientales. Resulta interesante analizar los datos mostrados en el libro que evidencian estas limitaciones biofísicas para el caso concreto del PEV.

Nuevamente, como sucedió en la cumbre de Río 92, la base para el diseño de las políticas de desarrollo sostenible pasan por una apuesta por el cambio tecnológico, esperando que las nuevas tecnologías permitirán alcanzar los objetivos sociales y ambientales deseados. Estos modelos de transición ambiental no cuestionan ni revisan el modelo económico capitalista imperante, que basa su supervivencia en un crecimiento continuo ilimitado [2]. Los mercados inundados de dinero generado por los bancos centrales a partir de la deuda a futuro, sí han desacoplado el crecimiento económico de la realidad biofísica que nos aloja como especie humana.

El reto ambiental inmediato es colosal y todo apunta a que las recetas adoptadas no permitirán prevenir las problemáticas con la urgencia que requieren. Habrá que ver cómo evolucionan los indicadores ambientales para hacer saltar nuevas alarmas que hagan adoptar medidas eficaces, si todavía estamos a tiempo.


[2] La economía social y solidaria en la transición ambiental. Mª Àngels Alió y Francisco Fransualdo de Azevedo. 2015.