Quim Muntané | Fundació ENT y Revista Soberanía Alimentaria

La gestión de los sistemas alimentarios, desde el ámbito internacional al local, es un reto tan complejo como necesario. Repetidamente, nuevas y viejas evidencias ponen de manifiesto las graves ineficiencias y los grandes riesgos del actual modelo agroindustrial de producción y distribución de alimentos. Sabemos, por ejemplo, que en el mar Mediterráneo el 90% de las poblaciones de peces están sobreexplotadas [1]; que el 75% de la inversión financiera en agricultura es de carácter especulativo, con fuertes repercusiones en la volatilidad de los precios de los alimentos [2]; que el sistema alimentario genera aproximadamente la mitad de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, responsables del cambio climático [3]; o que la lucha contra el derroche alimentario debe abordar la pérdida anual de aproximadamente un tercio de los alimentos producidos para el consumo humano, tal como tratábamos al ENTvío del pasado mes de octubre [4].

Recientemente la cuestión alimentaria se ha situado en el centro de una ola de interés por parte de administraciones locales del ámbito europeo que comienzan a plantearse políticas alimentarias de alcance municipal para transitar hacia modelos más justos y sostenibles. La firma por parte de más de 100 alcaldes del Pacto de políticas alimentarias urbanas de Milán [5], en octubre de 2015, escenificaba esa voluntad compartida a la vez que comprometía a los respectivos Ayuntamientos a desarrollar acciones para mejorar la articulación de sus políticas alimentarias y habilitar nuevos mecanismos de gobernanza. Entre estos, una decena de ciudades importantes de España: Barcelona, ​​Bilbao, Córdoba, Oviedo, Málaga, Madrid, Las Palmas de Gran Canaria, Pamplona, ​​Valencia y Zaragoza.

Estas ciudades están abordando la cuestión con diferentes grados de compromiso y con enfoques diversos. Algunas evocan la transformación de su sistema agroalimentario de forma genérica, hacia un modelo más justo y sostenible, mientras otros lo hacen desde opciones políticas concretas, como la defensa de la Soberanía Alimentaria. Pero en el centro de todos los discursos hay dos visiones comunes y que resultan muy interesantes. Por un lado, que los Ayuntamientos reconocen la necesidad de abordar el sistema alimentario de una forma global, con enfoques que reconozcan la alimentación en sus múltiples dimensiones (de necesidad básica, pero también como factor económico, territorial, y con connotaciones sociales y culturales muy relevantes). Y por la otra, que se reivindica la capacidad del mundo local de dar respuestas significativas a cuestiones de alcance global, aprovechando las posibilidades de aterrizar grandes ideas al contexto apropiado, con actuaciones muy directas y concretas. Con todo, la concreción de estas ideas se encuentra todavía en un estado muy incipiente, y son pocas las ciudades que, como Barcelona [6] o Valencia [7], han empezado ya a trabajar.

Así pues, ¿qué podemos esperar de este interés incipiente en las políticas alimentarias? En el ámbito de la gobernanza, la creación de Consejos Alimentarios Municipales y otras formas de participación puede convertirse en un revulsivo del tejido local para mejorar los espacios de diálogo, coordinación y sensibilización hacia los retos de la alimentación. En el ámbito más sustantivo, es posible que los planes de acción municipales desarrollen iniciativas innovadoras o que articulen las ya existentes de una forma más coherente. En este sentido, hay que prever que la capacidad de incidencia de los gobiernos municipales estará fuertemente limitada por la normativa de ámbito superior y por la fuerte dependencia del mercado global de los alimentos. Con todo, este ejercicio de debate y ordenación resultará de por sí una mejora destacable, ya que hasta ahora son pocos los Ayuntamientos que han desarrollado y asumido una política alimentaria como tal, reconociendo y evaluando los impactos generados por la actuación municipal en el sistema alimentario (que por acción o por omisión, sin embargo siempre existen).

¿Veremos cómo las tierras productivas del territorio metropolitano de Barcelona se duplican en extensión? Podrán los mercados de Valencia ser abastecidos completamente por producto agroecológico y de proximidad? ¿Los Consejos Alimentarios ayudarán a democratizar los sistemas alimentarios en todo el Estado? En momentos de incertidumbre y de cambio, las visiones a medio y largo plazo ayudan a emprender la marcha y caminar, pero no garantizan que se llegue a buen puerto. En gran medida, la capacidad de generar avances significativos dependerá de hasta qué punto se resuelvan los retos que son inherentes a la formulación de políticas alimentarias municipales. Aquí hay que incluir, por una parte, la dificultad de concretar qué medidas pueden ser más relevantes para lograr una transformación del sistema alimentario en un territorio en concreto, es decir, la concreción de actuaciones que tengan una utilidad real en un determinado contexto. Asimismo, otro reto importante es la complejidad que comporta articular la esfera normativa municipal (que suele limitarse a un ámbito territorial limitado) con su realidad funcional, que en el caso de los sistemas alimentarios es de alcance como mínimo metropolitano y fácilmente regional o estatal. Para superar estos y otros retos será imprescindible, además de una voluntad política firme, un conocimiento exhaustivo de las múltiples vertientes que tienen los sistemas agroalimentarios.


[1] Chaparro, L. (2016) Situación actual de los océanos y los recursos pesqueros. Revista Soberanía Alimentaria, Biodiversidad y Culturas, 24. Disponible en: http://soberaniaalimentaria.info/numeros-publicados/55-numero-24/338-situacion-actual-de-los-oceanos-y-los-recursos-pesqueros
[2] MUNDUBAT (2011) Navegando por los meandros de la Especulación Alimentaria. Disponible a: http://www.odg.cat/sites/default/files/informe_especulacion_alimentaria_def.pdf
[3] GRAIN (2011) Food and climate change: the forgotten link. Disponible a: http://www.grain.org/article/entries/4357-food-and-climate-change-the-forgotten-link
[4] Campos Rodrigues, L. i Mestre Montserrat, M. (2016) Comida desperdiciada. ENTvío, #150. Disponible en: http://ent.cat/menjar-malbaratat/?lang=es
[5] Información y lista de ciudades signatarias en http://www.milanurbanfoodpolicypact.org/
[6] La información de todo el proceso de la ciudad de Barcelona se puede consultar a la webd e la campaña “Llaurant Barcelona”, en http://llaurantbarcelona.info/
[7] Véase ejemplos del trabajo realizado en la ponencia “València agroecològica, què s’hi està coent?” de Josep Manel Pérez (Ay. de Valencia), en http://llaurantbarcelona.info/ponencies-27-maig/ y en el documento “Caminando hacia un consejo alimentario en Valencia”, de Ana Moragues, en http://ow.ly/FNkX306EYVR