El pasado lunes 26 de septiembre Lydia Chaparro, bióloga de la Fundació ENT, compareció ante la Comisión de Medio Ambiente y Sostenibilidad del Parlament de Catalunya. Convocada a la sesión de la Ponencia del Cambio Climático, dando cumplimiento a la tramitación legislativa del Proyecto de Ley del Cambio Climático. Lydia Chaparro aportó sus conocimientos y experiencias sobre cambio climático y pesca.
En su comparecencia alertó de la grave amenaza que el cambio climático supone para el futuro del sector pesquero y la seguridad alimentaria. Apuntó que las investigaciones llevadas a cabo en este ámbito prevén que el impacto del cambio climático en el Mar Mediterráneo sea grande y rápido. Además, señaló que los impactos derivados del cambio climático pueden interactuar entre si o con otras amenazas que ya afectan al Mediterráneo (como la sobrepesca, la destrucción de hábitats, la contaminación marina o la introducción de especies invasoras), provocando así respuestas amplificadas que podrían modificar considerablemente los ecosistemas marinos y su capacidad de resiliencia frente a los cambios adversos.
Lydia Chaparro también señaló que la actividad pesquera en Cataluña ya está notando estos cambios, lo que agravará aún más la crisis del sector pesquero y que pondrá aún más en riesgo la seguridad alimentaria. Por otra parte, también señaló que la pesca y la acuicultura en el mundo globalizado en el que vivimos es una actividad que a su vez participa activamente en el calentamiento global. Así pues, si el objetivo de la Ley de cambio climático es facilitar la transición hacia una sociedad más baja en carbono, considera que la pesca (así como la acuicultura) deberían estar contempladas en este proyecto de ley.
La bióloga de la Fundació ENT apuntó también una serie de medidas urgentes a tomar para frenar los efectos del cambio climático sobre el Mar Mediterráneo, entre las que destacan:
- Establecer objetivos ambiciosos para reducir emisiones. Incluyendo reducciones estrictas de las emisiones producidas por las embarcaciones de pesca, y en general de todas las actividades e industrias marítimas.
- Apostar decididamente por un cambio de modelo hacia las energías limpias y por supuesto, declarar el Mediterráneo zona libre de prospecciones y actividades de extracción y explotación de hidrocarburos.
- Eliminar las exenciones fiscales al gasóleo y los subsidios perversos que dañan el medio marino o fomentan la sobrepesca.
- Restablecer, conservar y gestionar de manera responsable los ecosistemas marinos y litorales (como las praderas de fanerógamas marinas, los ecosistemas marinos vulnerables, pero también los humedales, dunas, deltas …) para frenar los efectos del cambio climático.
- Implementar estrategias de adaptación al cambio climático en todas las escalas, y aplicar la gestión marítima integrada, el principio de precaución y la gestión ecosistémica en cualquier planificación marítima y costera.
- Reducir otras presiones antropogénicas, como la destrucción de hábitats, la sobreexplotación y la contaminación, ya que estas pueden actuar sinérgicamente con el cambio climático y acelerar sus efectos adversos.
- Establecer y gestionar eficazmente una red de áreas marinas protegidas para detener la pérdida de biodiversidad y mejorar la resiliencia de los ecosistemas marinos.
- Apostar y apoyar las modalidades de pesca de bajo impacto ambiental y que utilizan poco combustible. En concreto, aplicar el artículo 17 de la Política Pesquera Comunitaria que estipula que el acceso a los recursos debería incluir criterios sociales y ambientales.
- Invertir en investigación y observación, pues conocer los cambios que se producen en el medio es una de las claves para garantizar la buena gestión y conservación de los ecosistemas mediterráneos.
- Consultar y tener en cuenta las investigaciones y recomendaciones elaboradas por parte de la comunidad científica.
- Ampliar la sensibilización y la concienciación ciudadana para mejorar la comprensión pública sobre el estado de nuestros mares y los impactos que sufren.
- Acompañar todas estas medidas con un presupuesto adecuado que permita establecer las acciones necesarias para mitigar, adaptar y proteger los ecosistemas marinos y litorales de los impactos adversos.