Dr. Ignasi Puig Ventosa (ENT)

El anuncio de la Agencia de Residuos de Catalunya y Ecoembes para difundir la recogida selectiva de envases te dice: “Carlota, has metido la pata. Solo un inciso, el cepillo de dientes va al gris.” En catalán queda mejor, rima. No te preocupes, Carlota, es normal. No es tan sencillo. El problema es que tenemos un sistema de gestión de envases mal concebido.

Algunos plásticos (como los juguetes) o metales (como algunos utensilios de cocina) no los puedes poner con la fracción amarilla porque no son envases ligeros, aunque son reciclables y, de hecho, si los pusieras lo más probable es que fueran reciclados. En cambio, hay envases ligeros hechos de materiales mixtos (como paquetes de tabaco, algunos tapones, etc.) que, a pesar de ser envases y tener que entregarse con esta fracción, no pueden ser reciclados.

Es raro, ¿no? Con este sistema es normal que te confundas. Ciertamente tienes que seguir las normas en materia de recogida selectiva, como cuando seas mayor te tocará seguir otras. Aún así, las Administraciones Públicas te deberían poner las cosas más fáciles: concebir un sistema más lógico y donde las responsabilidades estuvieran mejor repartidas.

Más lógico significa hacer una recogida por materiales y no por productos. Quiere decir plásticos / metales, y no envases ligeros. Fíjate que esto ya es lo que hacemos con el papel, donde se recoge conjuntamente tanto el que se usa como envase, como el que no.

Responsabilidades mejor repartidas quiere decir que tú tendrás que hacer bien la parte que te toca, pero el resto de actores también. Y eso, Carlota, ahora no pasa. Actualmente los envasadores asumen solamente una pequeña parte del coste que ocasiona a las Administraciones Públicas la gestión de los envases que ponen en el mercado. En particular, solo asumen una pequeña parte del coste los envases que van al contenedor gris (y que son la mayoría), y ningún coste vinculado a la limpieza de calles o playas. Si son ellos que ponen esto en el mercado, sería justo que lo asumieran y así este coste sólo lo pagarían aquellos que compraran sus productos, ¿no crees? Pues, no: lo pagamos entre todos. 

Carlota, estas campañas con tanto éxito han hecho que mucha gente en Catalunya hable de residuos y eso cabe pensar que habrá sido globalmente positivo. Sin embargo, ya has visto que a este sistema que tenemos le hacen falta cambios importantes. No empezarlos a abordar sí que sería una buena metida de pata.