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Es indudable que los actores principales del desarrollo del discurso de justicia ambiental han sido, continúan siendo y continuarán siendo, una gran diversidad de movimientos y asociaciones vinculados en primera instancia a los derechos civiles, y más recientemente al medio ambiente. Sus actividades se centran mayoritariamente en el ámbito local, pero lo hacen bajo el cobijo y orientación de un concepto que se extiende por todo el mundo, y trata de influir tanto en las políticas públicas de toda escala, desde la más local hasta las más globales.

Es como resultado de la presión de este movimiento social, y a través de campañas de lobby específico, que algunas administraciones están empezando a incluir también algunos elementos específicos de la Justicia Ambiental tanto en su estructura administrativa como en el cuerpo legislativo, siguiendo así el paso de conceptos como el desarrollo sostenible o la ecoeficiencia. Hasta ahora, sin embargo, los cambios introducidos son limitados y no han alterado los elementos centrales de los sistemas socio-económicos.

No es extraño por tanto constatar que son los EE UU, donde nació el movimiento social más fuerte y donde se desarrolló en primera instancia, donde se han creado elementos administrativos más avanzados que tratan de alcanzar algunos aspectos de justicia ambiental en el seno de su propia sociedad (excluyendo por ahora las implicaciones internacionales de su sistema socio-económico). Para llegar hasta aquí han sido necesarios numerosos conflictos locales donde se protestaba por la injusticia ambiental existente, pero también ha sido necesario, tal como vimos anteriormente, un lobby constante iniciado en los años noventa.

autoría

Miquel Ortega

fecha

2011

publicación

Ecología Política

referencia bibliográfica

Ortega, M. (2011) Origen y evolución del movimiento de justicia ambiental. Ecología Política, 41: 17-25.