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Víctor Luna | Ambientólogo

Vivimos en una sociedad donde el vehículo privado se ha vuelto hegemónico en nuestras calles y el país se ha planificado poniendo como prioridad grandes infraestructuras para el coche. Sobreponiendo el uso privado del espacio público por delante del bien común.

El vehículo privado representa el 26% de los desplazamientos que se hacen en la ciudad de Barcelona [1], ​​pero, en cambio, el espacio que se dedica a su circulación ocupa el 60% del espacio público de la ciudad [2]. Estudios recientes estiman que en Europa, de media, el vehículo privado de uso individual se encuentra el 92% del tiempo parado, y cuando el conducimos, dedicamos una tercera parte del tiempo en encontrar aparcamiento, todo transportando únicamente a 1,5 personas de media por trayecto. Además, hay que sumar que los vehículos de combustión desperdician el 90% de la energía consumida [3].

Paralelamente, la contaminación es responsable de unas 422.000 muertes prematuras anuales en Europa y tiene un coste sanitario de entre 427.000 y 790.000 millones de euros, según estimaciones publicadas por la Agencia Europea de Medio Ambiente [4].

El modelo de movilidad actual produce impactos en la salud pública, en la sociedad, en el medio ambiente local y global, en la economía individual y colectiva. Provoca accidentes, enfermedades derivadas de la contaminación atmosférica, sedentarismo, obesidad, contaminación atmosférica y acústica, excesiva ocupación del espacio, discriminación de la movilidad personal según capacidades económicas y físicas, desigualdad social; dependencia económica de sectores de producción insostenibles y de fuentes energéticas no renovables, y muchos otros impactos directos o indirectos derivados de estos últimos.
Así pues, hay una cosa clara: Cambiar de hábitos es tan necesario como el aire que respiramos [5].

Por estos motivos, es necesario que los nuevos consistorios que se están formando, piensen globalmente y actúen localmente, y se marquen como primer hito querer cambiar las condiciones actuales de la movilidad personal. Hacen falta políticas decididas y valientes que fomenten pequeños cambios de hábitos en la ciudadanía, que se transformarán en costumbres y acabarán cambiando la historia y formando parte de nuestra cultura, una cultura más sostenible y saludable.

A la vez, la ciudadanía se organiza y reclama que la ciudad sea de la ciudadanía y no del vehículo privado. El exceso de coches particulares también provoca una ineficiencia del transporte público en superficie y, de rebote, desanima a los usuarios.

La movilidad sostenible, compartida y saludable abre la ciudad y el espacio público para que se utilicen y tengan vida, no sólo como un espacio de paso de vehículos. Fomenta la equidad social y un estilo de vida más familiar y cercano. Sin embargo, sólo a través de una mirada transversal y multidisciplinar podrán ordenar las ciudades y pueblos para conseguir llegar a las ciudades compartidas.

Es necesario el fomento de modos de transporte más sostenibles y saludables, junto con un urbanismo responsable. Es necesario adaptar los núcleos de población para que sea seguro y cómodo ir a pie, en bicicleta y disponer de un transporte público eficaz, eficiente y flexible, y allí donde no llegue con estos modos, habrá que disponer de vehículos eléctricos y compartidos, que ofrecen esta flexibilidad en la ciudad. Es por este motivo que se están creando plataformas como Somos Movilidad [6], cooperativa sin ánimo de lucro que fomenta la movilidad sostenible y ofrece vehículos eléctricos y compartidos para complementar el resto de modos de transporte.

Así pues, caminamos hacia el transporte flexible, una nueva forma de movernos integrada, conectada, multimodal, bajo demanda, compartida y mixta. Con mayores niveles de servicio disponible y que utilicen la información para generar eficiencia. Caminamos hacia una ciudad compartida y sostenible.


[1] Ajuntament de Barcelona. Datos básicos de mobilidad. Informe 2017: https://www.barcelona.cat/mobilitat/sites/default/files/documentacio/dadesbasiquesmobilitat-2017.pdf
[2] Para más información se puede consultar el dossier “Menos coches, más salud” de la Plataforma per la Qualitat de l’Aire: http://www.menyscotxesmessalut.org/img/dosier_cat.pdf
[3] Ellen MacArthur Foundation. Growth within: A circular economy vision for a competitive Europe: https://www.ellenmacarthurfoundation.org/assets/downloads/publications/EllenMacArthurFoundation_Growth-Within_July15.pdf
[4] Para más información se pueden consultar los datos de la Agencia Europea del Medio Ambiente (https://www.eea.europa.eu/es/highlights/la-contaminacion-atmosferica-todavia-demasiado o https://www.eea.europa.eu/themes/air/health-impacts-of-air-pollution/assessing-the-risks-to-health); o del Tribunal de Cuentas Europeo (http://publications.europa.eu/webpub/eca/special-reports/air-quality-23-2018/es/); o el informe de Ecologistas en Acción (https://www.ecologistasenaccion.org/wp-content/uploads/2018/10/informe-ozono-2018.pdf);
[5] Lema de la campaña “Canvi d’hàbits” del Área Metropolitana de Barcelona. Para más información: http://canvidhabits.amb.cat/ca/
[6] Para más información: https://www.sommobilitat.coop/