A pesar de los avances realizados en materia de gestión pesquera en Unión Europea (UE) y de los compromisos vinculantes y leyes aprobadas por los Estados miembro, actualmente cerca del 41% de las poblaciones de peces evaluadas en el Atlántico siguen siendo objeto de sobrepesca. Una cifra que es ampliamente superada en el Mediterráneo, mar en el que se estima que el 93% las poblaciones sufren sobrepesca.
Esta situación, sumada a nuestro elevado nivel de consumo de productos de la pesca, provoca que nuestra dependencia de pescado exterior sea muy elevada. Concretamente, según la New Economics Foundation (NEF) -una organización británica que evalúa anualmente la autosuficiencia de pescado de la UE -, España obtiene más de la mitad de su pescado y marisco de aguas no comunitarias.
A lo largo de los años, la UE, y muy particularmente España, ha podido mantener su elevado nivel de consumo debido al abastecimiento de productos del mar de otras regiones del planeta, ya sea a través de las importaciones o de las capturas realizadas por la flota europea de aguas distantes.
Así pues, España, que consume unos 46,2 kg de pescado por cápita al año -situándose en segunda posición del ranking europeo de mayor consumo justo después de Portugal (55,3 kg/cápita/año) y por delante de Lituania (44,7 kg/cápita/año)-, comienza a depender de pescado exterior de la UE a partir del 26 de mayo. Dicho en otros términos, a pesar de que España dispone de miles de kilómetros de costa y una de las mayores flotas, sólo es autosuficiente de productos pesqueros procedentes de la UE un 40% del tiempo, el resto del año se alimenta de peces procedentes de mares o países lejanos.
En 2017, el día de dependencia de pescado en el Estado español fue 9 de mayo, y el año anterior el 10 de mayo. Así pues, este año se observa una pequeña mejora con respecto a años anteriores. Para Lydia Chaparro, ecóloga marina de la Fundació ENT “esta es una buena noticia que podría deberse a la recuperación de algunas poblaciones de peces en el Atlántico nororiental. Sin embargo, todavía queda un largo camino para alcanzar la pesca sostenible tal y como exige la Política Pesquera Común (PPC), puesto que numerosas poblaciones continúan sujetas a una fuerte presión pesquera”.
Con respecto a la UE en su conjunto, el día de dependencia de pescado ha pasado a ser el 9 de julio, lo que indica que casi la mitad del pescado que se consume en la UE depende de aguas no comunitarias. El año pasado, el día de dependencia de pescado tuvo lugar el 22 de julio y el anterior el 7 de julio. Por lo tanto, la UE en su conjunto también mantiene un alto grado de dependencia de productos pesqueros no pertenecientes a la UE.
El modelo bio-económico utilizado por NEF indica que, en el Atlántico nororiental, recuperar las poblaciones de peces a niveles de sostenibles (en línea con los requisitos de la PPC), aumentaría los niveles de autosuficiencia de la UE en casi tres meses (85 días), moviendo su día de dependencia del 9 de julio al 2 de octubre. Por otro lado, y debido a la falta de datos, este estudio no incluye los beneficios derivados de la recuperación de las poblaciones en el Mediterráneo y el Mar Negro, pero como estas poblaciones están mayoritariamente sobreexplotadas, el informe indica que los beneficios de su recuperación serían potencialmente aún mayores.
La última reforma de la Política Pesquera Común sentó las bases legales para garantizar la consecución de una pesca sostenible en aguas europeas. Un objetivo que debe alcanzarse como muy tarde en 2020. En este sentido, Chaparro considera que “una de las maneras para alcanzar este objetivo es mediante el establecimiento de límites de captura en línea con las recomendaciones científicas. Una decisión que tienen lugar a puerta cerrada durante el Consejo de ministros de pesca de la UE”. Y añade, “el año pasado, los ministros de la UE avanzaron considerablemente en la buena dirección y por primera vez, desde la reforma de la PPC en 2013, el Consejo estableció la mayoría de los límites de acuerdo con las recomendaciones científicas. Aún así, los niveles de sobrepesca continúan siendo muy elevados”.
El modelo bio-económico de NEF también demuestra que restaurar las poblaciones de peces a niveles saludables ofrecerá una mayor autosuficiencia de pescado y cuantiosos beneficios sociales, económicos y ambientales a largo plazo.
Chaparro concluye que “España es el país de la UE que recibe más ayudas del Fondo Europeo Marítimo y de la Pesca, y el propio Comisario de Pesca de la Unión Europea, Karmenu Vella, ha declarado recientemente “poner fin a la sobrepesca tiene sentido ambiental, social e incluso económico”. “La cuestión no es si podemos permitirnos actuar [sino] cómo podemos permitirnos no actuar”. Así pues, teniendo en cuenta que los recursos son limitados y que la población mundial crece, ¿no sería más lógico avanzar decididamente hacia la consecución de una pesca sostenible, un mejor reparto de las posibilidades de pesca y garantizar un modelo de consumo de bajo impacto ambiental?”.