Ayer el Gobierno español aprobó una serie de vedas temporales y permanentes en el marco del Plan plurianual para la pesca demersal en el Mediterráneo con el objetivo de contribuir significativamente a la recuperación de las principales especies pesqueras demersales del Mediterráneo.
Según la Fundació ENT la propuesta aprobada es insuficiente y debe ser reforzada de forma urgente. Tiene que apostar más decididamente por áreas de cierre permanente, de mayor tamaño y ubicadas en las zonas con mayor valor ecológico.
En muchas ocasiones la propuesta designa áreas demasiado pequeñas y mal ubicadas y no apuesta suficientemente por su cierre permanente, única medida para permitir una auténtica recuperación del ecosistema marino. Como consecuencia, el plan no podrá contribuir significativamente a la mejora de la situación de los stocks pesqueros. La Fundació ENT solicita pues que el Gobierno tome medidas urgentes para reforzar la propuesta actual y así evitar desaprovechar el potencial de una herramienta imprescindible para la recuperación de nuestros mares.
Según la FAO, el mar Mediterráneo es la región del mundo que más sufre de la sobrepesca. Esta sobreexplotación continúa y los impactos ambientales de las artes utilizadas ya han dañado gravemente sus ecosistemas y las poblaciones de peces que dependen de él, en buena parte de las aguas españolas.
Pero es posible revertir la situación si se toman las medidas adecuadas.
Una de las medidas de gestión con más potencial es la creación de zonas de recuperación marina, es decir zonas sin pesca en los que se permite que el ecosistema marino desarrolle todo su potencial y se recuperen tanto los recursos pesqueros como los hábitats marinos.
En las últimas décadas se han creado centenares de zonas de cierre permanente en todo el mundo. El Mediterráneo no es una excepción, y tiene ya en funcionamiento algunos casos de éxito como por ejemplo la Zona de Restricción Pesquera (FRA) de Jabuka/Pomo Pit en el Adriático central.
El análisis detallado puede encontrarse en el enlace arriba.
Miquel Ortega, coordinador del área marina de la Fundació ENT: “Las zonas de cierre permanente para la recuperación del ecosistema marino y las poblaciones pesqueras son una herramienta imprescindible para la recuperación de nuestros mares, contribuyendo así al cumplimiento de lo establecido en la estratègia de la UE sobre la biodiversidad 2030 en el que se establece que debe protegerse al menos el 30% de la superfície marina y un 10% de protección estricta. Pero la propuesta aprobada ayer se queda corta y no va a suponer un cambio significativo. Necesitamos urgentemente que el Gobierno de una clara prioridad a la protección a largo plazo de las áreas de más alto valor ecológico como el Delta del Ebro”.